EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER CON LAS VITAMINAS B17 Y C
Las semillas de tres manzanas por día nos proporcionan la cantidad necesaria de vitamina B17.
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La eficacia del tratamiento del cáncer con las vitaminas C y B17 está ampliamente documentada. En el primer caso aplicándola en altas dosis de forma intravenosa progresiva mediante goteo ya que ello permite destruir las células cancerosas en cualquier lugar del organismo al provocar la producción de peróxido de hidrógeno siendo éste el que se ocupa de destruirlas mediante la generación de radicales libres. Y sin producir efectos secundarios según trabajos de investigación perfectamente documentados. Sin olvidar que la vitamina C refuerza el sistema inmune, la producción de neutrófilos y el aumento de la síntesis de interferón (factor celular que interfiere con la capacidad de una amplia gama de virus para infectar las células y que posee propiedades inmunomoduladoras, antiproliferativas y antivirales). Por su parte, la vitamina B17 o amigdalina está compuesta por dos moléculas de azúcar -una de benzaldehido y otra de cianuro- que de forma natural se encuentran en las semillas de los albaricoques, melocotones, uvas, cerezas, manzanas y almendras amargas así como en las pepitas de otros frutos tropicales y, en mayor o menor proporción, en más de 1.200 plantas. Pues bien, su ingesta permite eliminar las células cancerosas sin afectar a las sanas. La razón es que éstas poseen una enzima, la rodanasa, que impide que el cianuro las dañe al neutralizar su efecto tóxico convirtiéndolo en thiocianato. Las células cancerosas, en cambio, carecen de esa enzima y el cianuro las destruye al eliminar el oxígeno de su interior. José Ramón Llorente, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular lo explicaría en el II CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE TRATAMIENTOS COMPLEMENTARIOS Y ALTERNATIVOS EN CÁNCER celebrado en Madrid (España).