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Ellos viven (1988). - película de John carpenter

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Publicado el 2020/05/11 / En Arte

John Nada cruza las vías del tren y se dirige hacia Los Ángeles cargado con una mochila, dirigiéndose a una oficina de empleo donde cuenta que trabajó en Denver, Colorado en una empresa durante 10 años hasta que llegó la crisis y en una semana quebraron 14 bancos.

La funcionaria le informa de que no hay puestos disponibles.

Comienza a deambular por la ciudad llegando a un parque donde ve a un pastor ciego que, como si estuviera un poco loco habla a unos pocos asistentes de unos seres que poseen a los terrícolas y se alimentan de ellos, y que están a nuestro alrededor y en nuestro interior.

Nada se va al ver que se acerca la policía con ánimo de disolver la reunión.

Por la noche se sienta junto a un grupo de mendigos en torno a un fuego, mientras observa la televisión de una vivienda cercana.

Al pasar frente a una obra le pide trabajo al encargado, afirmando llevar sus propias herramientas, ofreciéndole el trabajo, aunque le informan de que solo pagan el sueldo base, pidiendo él hablar con los sindicalistas.

Comienza a trabajar duramente, aunque al final de la jornada el encargado le dice que se busque un sitio para dormir que no sea en la obra, informándole que no le pagarán hasta el jueves.

Un compañero de la obra, Frank Armitage le dice que si busca alojamiento él lo acompañará hasta un barrio donde hay habitaciones, y aunque no le contesta lo sigue hasta llegar a un poblado de chabolas donde comen gracias a la beneficencia, llamando la atención al ser nuevo entre los demás desfavorecidos.

Frank le cuenta que su mujer y sus hijos están en Detroit y que no los ve desde 6 meses antes, contándole que allí las factorías comenzaron a despedir gente y ellos tuvieron que aceptar sueldos ridículos, y los patronos se lo agradecieron despidiéndolos, mientras ellos se paseaban en sus grandes limusinas.

Señala que los trabajadores se mordían unos a otros y que para mejorar uno debe pasar por encima del otro.

Nada le dice que él respeta las reglas y que todos pasan apuros.

Mientras pasea por el asentamiento observa a dos hombres viendo la televisión, que constantemente se interrumpe con interferencias, apareciendo en pantalla un hombre que, como el predicador del parque, dice que viven en un estado de conciencia provocada artificialmente y que están manipulando sus mentes, sintiendo los que lo observan fuertes dolores de cabeza.

El hombre les dice desde la televisión que crece el número de indigentes y la sociedad es cada vez más represiva y cada uno piensa en su bienestar y que están tratando de destruir nuestra conciencia.

Y mientras escucha al hombre de la tele ve al predicador que estaba antes en el parque que parece decir lo mismo que el hombre de la televisión hasta que Gilbert, uno de los voluntarios del campamento se lo lleva a la iglesia casi a la fuerza.

Por la mañana, y mientras se dirige al trabajo, Nada se cruza con Gilbert, proveniente de la iglesia, y, le pregunta por los ensayos del coro, que le dice sintió hasta las 4 de la madrugada, respondiéndole Gilbert que estuvieron cocinando hasta tarde, pues tienen muchos necesitados y les lleva mucho tiempo.

El mendigo continúa por la mañana viendo la tele, como hacía la noche anterior, mientras siguen las interferencias, denunciando el hombre que interrumpe las emisiones que están acabando con la clase media y cada vez hay más pobres y están convirtiéndolos en esclavos, lamentando carecer de la fuerza necesaria para cortar la señal, volviendo los dolores de cabeza a quienes ven la televisión.

Gilbert, tras ver el mensaje en al la televisión sale corriendo de nuevo hacia la iglesia observado por Nada, que se acerca hasta la misma con curiosidad, escuchando de nuevo al coro cantando.

John se cuela con curiosidad en la escuela entrando en una estancia llena de cajas y productos de laboratorio, observando un cartel que indica: "Ellos viven, nosotros dormimos", tras lo cual ve que los coros no existen, y que se trata de un magnetofón que repite los cánticos todo el día para simular que están ensayando.

En la capilla hay reunido un grupo de hombres, con Gilbert a la cabeza, y entre los que se encuentra el hombre que interrumpe la señal de televisión, junto a una gran antena parabólica, indicando Gilbert que sus interrupciones de la programación solo duran unos segundos en onda, por lo que deben intentar otra cosa.

Se preguntan también de dónde sacarán el dinero para fabricar más gafas, afirmando que necesitan gente nueva dispuesta a luchar con ellos.

Y de pronto se ve sorprendido por el predicador ciego, que le pide que le deje tocarle la cara, dándose cuenta de que es un trabajador al tocar sus manos.

Él se marcha, aunque él sacerdote le asegura que volverá.

Fuera observa cómo un helicóptero sobrevuela sobre ellos.

Frank observa cómo Nada vigila a Gilbert con unos prismáticos con los que ve cómo empieza a sacar cajas de la iglesia y a meterlas en su coche.... ????

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