? Aprender de los niños (2) Los ingredientes de la plenitud
A medida que maduramos de adolescentes a adultos, la responsabilidad recae sobre nosotros como un camión con un conductor dormido. Los niños no tienen que preocuparse de dónde vendrá su próxima comida o de la seguridad de su trabajo cuando ha habido cambios en la empresa. Sus necesidades básicas se satisfacen, a menudo sin agradecimiento, sin que llegue a preguntarse cómo se produce esa magia.
Como adultos, siempre vamos a sentir la presión de ganarnos la vida, pero podemos minimizar esa presión aprendiendo a estar contentos con lo que tenemos. ¿Hasta qué punto vamos a ser más felices con mil, dos mil, diez mil euros más al año? ¿Vale la pena trabajar constantemente hasta altas horas de la noche y privarse del sueño para conseguirlo? La mayoría de nosotros sabemos intuitivamente la respuesta correcta a esta pregunta y, sin embargo...